La masa popular criolla lo llamó Peñarol
Peñarol celebra su 121 aniversario, esta vez mirando más que nunca hacia el futuro. La concreción del anhelado Estadio está allí. Se trabaja con ansiados y renovados bríos para conquistar nuevos campeonatos. Se continúa apuntando a darle más beneficios a los hinchas, se está ampliando el abanico deportivo en otras disciplinas más allá del fútbol, se sigue de cerca el trabajo de las divisiones formativas; todo esto y más para seguir engrandeciendo día a día a nuestro querido Peñarol.
César Groba
Es mucho lo que se ha escrito sobre la gran historia de Peñarol que comenzó en los descampados terrenos del ferrocarril en la Villa Peñarol, páginas que contaron de mil maneras de su grandeza, su gente, sus conquistas dentro y fuera de fronteras, jugadores, presidentes etc. etc. Y no encontramos mejor oportunidad que esta para investigar en los amarillentos archivos y extractar del libro "Del Fútbol Heroico" de los hermanos Juan Antonio y Mateo Magariños lo que se escribe referente a Peñarol, repasando los albores del fútbol uruguayo desde sus orígenes hasta 1912 y donde los autores narran de manera notable el nacimiento de Peñarol.
"Nació Peñarol a la vida el 28 de setiembre del año 1891, época primaveral en la que según los poetas románticos brotan las flores, se cubren de hojas los árboles y cantan los pájaros. Tuvo su cuna en los talleres del Ferrocarril Central de Peñarol, llamado así por estar instalado en los campos que fueron de Juan Bautista Crosa, oriundo de Pinerolo, lugar del norte de Italia.
A Peñarol lo fundaron los ingleses del ferrocarril y ellos fueron: Moor, Lucy, Davies, Frederick, Sedgfield, Penny, Hopkins, Woosey, Koch, Jas, Oates, Gordon, Ward, Camino y Davemport. Le pusieron por nombre "Central Uruguay Railway Cricket Club". Al principio intentaron implantar el Rugby, pero en una votación, por abundante mayoría, se decidió por el fútbol inglés.
El club era mandado por los ingleses y los empleados del ferrocarril, aunque se admitía a personas que no pertenecieran al funcionariado de la empresa, pero las cuales no tenían participación en la dirección, ni voz, ni voto. Sin embargo, pasó algo extraordinario, insólito. La masa popular criolla volcó su afecto y su admiración casi de inmediato alrededor de la entidad; la hizo suya y la acriolló. Instintivamente comprendió que Peñarol era la punta de lanza de un ejército glorioso, que quebrando resistencias y perjuicios, inundaría a la República de innumerables deportistas. Y al hacerla suya ya no la llamó más C.U.R.C.C., sino Peñarol, y lo hizo sin saber que haría famosa a la villa en la cual Artigas dictó sus instrucciones del año XIII, principios básicos de la democracia americana.
Para nosotros, jamás existió el C.U.R.C.C. sino Peñarol a secas; palabra mágica lanzada a todos los vientos por las multitudes futboleras".