Una vez más, los hinchas de Peñarol asombraron al Uruguay, al continente y al mundo del fútbol. La fiel parcialidad aurinegra llegó de forma multitudinaria al mítico Estadio Centenario para darle un marco fantástico al gran Clásico de nuestro país. 

Desde muy temprano, el escenario se fue tiñendo de amarillo y negro. Mientras algunos hinchas ocupaban sus lugares en las gradas, otros se movilizaban intensamente para que la fiesta en las tribunas saliera según lo previsto. A falta de media hora para el incio del encuentro el Centenario ya lucía en todo su esplendor, y los peñarolenses comenzaban a mostrar la sorpresa que tenían pronta para el recibimiento al equipo. 

Los fanáticos desplegaron un hermoso mosaico formando la bandera de Peñarol en toda la tribuna Olímpica, mientras que las tribunas Ámsterdam y América eran adornadas por bastones amarillos y negros que le daban al Estadio un marco fenomenal, teñido de Oro y Carbón. 

Los Manyas no solo fueron mayoría absoluta en el Centenario, agotando completamente sus respectivos sectores. La hinchada mirasol volvió a mostrar su originalidad, su colorido y su adhesión incondicional a estos hermosos colores. 

¡La fiesta, volvió a ser en dos colores!