“¡No sabés las ganas que tenía! Ya se había hablado dos o tres veces de la posibilidad de jugar en Peñarol, tenía que ser ahora. Siento que si no es mi mejor momento pega en el palo”, comenta Diego Ifrán con la emoción a flor de piel. Su sangre, amarilla y negra, hierve.

El delantero nacido el 8 de junio de 1987 decidió volver a Uruguay tras cinco temporadas en España, con el objetivo de alcanzar la gloria en Peñarol. “Mi familia es toda de Peñarol y yo sabía que algún día tenía que cumplir este sueño. Sinceramente, a veces pensé que por ahí no se daba en estas condiciones, en plenitud total y con posibilidades de seguir afuera. Pero jugar en Peñarol ilusiona”, sostiene el jugador.

Tras debutar en Primera división en Fénix y consolidarse en Danubio, Ifrán pasó por Real Sociedad, Deportivo La Coruña y en los últimos meses por Tenerife, donde tuvo su mejor temporada europea. Con 27 goles en 45 partidos en Danubio, más 20 goles en 91 partidos en España (11 de esos goles fueron en la pasada temporada), Ifrán llega con altas expectativas a Peñarol. “Jugar en el club del que uno siempre fue hincha, jugar mi primera Copa Libertadores, jugar en el estadio nuevo, el plantel que hay, todo genera ilusión. Estoy feliz”, dice Ifrán, el de Cerro Chato.

Fue precisamente en esa localidad en la que recibió la noticia, junto a toda su familia. “Acá no podés llegar con otra meta que no sea salir campeón. En lo personal, vengo de un año y medio muy bueno en España y espero que la buena racha siga”, afirma el delantero, pronto para ponerse a las órdenes de Pablo Bengoechea.